Cada año, en octubre, Villa de María del Río Seco se viste de fiesta para celebrar sus Fiestas Patronales en honor a Nuestra Señora del Rosario, cariñosamente conocida como La Cautivita. Esta celebración, profundamente arraigada en la historia y el corazón del pueblo, culmina el segundo domingo del mes, congregando a vecinos, familias, visitantes y agrupaciones gauchas de toda la región.
La devoción a La Cautivita tiene raíces antiguas y conmovedoras. Según la tradición, la imagen fue robada por aborígenes del Chaco en un malón, pero tiempo después fue rescatada junto con los cautivos y el ganado. Este episodio marcó el espíritu de fe del pueblo y dio origen a una celebración que, año tras año, renueva su sentido de identidad y pertenencia.
Las festividades comienzan el primer jueves de octubre con la emotiva Bajada de la Virgen desde el Cerro del Romero. En una procesión cargada de simbolismo, la imagen es llevada hasta el templo parroquial, donde se da inicio al rezo de la novena. Durante esos días, cada mañana a las 6:00 AM se reza el Rosario de la aurora, acompañando en procesión a la réplica de La Cautivita, una delicada obra del artesano y luthier Don Gregorio Cabral. Por la noche, a las 20:30, se celebra la Santa Misa, fortaleciendo la unión espiritual de la comunidad.
Uno de los momentos más esperados tiene lugar el sábado previo al cierre de la novena, cuando se realiza la representación popular de “El Rescate” (ver aquí) de la Virgen. Este acto revive la memoria del robo y posterior recuperación de la imagen, cargado de emoción y sentido histórico para los habitantes.
El gran cierre llega el segundo domingo de octubre, día de la solemne procesión por las calles del pueblo. Se lleva en andas la imagen mayor de Nuestra Señora del Rosario junto a la réplica de La Cautivita, seguidas por carrozas presentadas por instituciones locales y la imponente presencia de las agrupaciones gauchas que llegan para rendir homenaje.
Las festividades no serían completas sin la feria en la plaza, que acompaña todos los días de la novena, y la tradicional Serenata a La Cautivita del sábado por la noche, donde la música, la danza y la alegría popular iluminan el corazón del pueblo.
Las Fiestas Patronales de Villa de María no son solo una expresión de fe, sino también un encuentro comunitario que fortalece la historia, las tradiciones y el espíritu de quienes mantienen viva esta herencia año tras año.